Ama el deporte y gracias a él hoy le gana la batalla al cáncer de mama. Entusiasta, luchadora, apasionada y madre de tres.
Por Romina Scatolón
Desde Mujeres a la Cumbre queremos presentarles a una mujer fuerte, de voluntad inquebrantable, que conocimos en nuestra primera salida a Lagunillas (Chile). Ella es Claudia Faúndez, una amante del deporte y luchadora que le ganó la batalla al cáncer.
Casi toda su vida ha estado ligada al deporte, con ritmos distintos y disciplinas diferentes pero siempre en movimiento. Ella es mamá de tres (12, 5 y 3 años) y las únicas pausas deportivas fueron relacionadas a su maternidad. Ni el diagnóstico recibido en plena pandemia la frenó: «Apenas fui diagnosticada en vez de comprarse pijamas fui y me compré ropa deportiva para tener una mejor actitud».
«Después de que nació mi primera hija empecé a correr, participaba en todas las corridas que podía, en distancias cortas. Cuando tuve a mi segunda hija paré un poco y hacía el deporte que podía y tras la lactancia del tercero, sentía que era un tiempo en el que podía darme más momentos para mí y allí retomé a full el deporte y me propuse correr la primera maratón de 42 kilómetros», revela.
La corredora recuerda su entrenamiento como «una etapa muy sacrificada» pero que tanta entrega «terminó de cerrar mi relación con el deporte». Sus carreras continuaron hasta que descubrió las Spartan Race, una competencia de obstáculos que se robó toda su atención. «Empecé a entrenar mucho para tener fuerte mis otras partes del cuerpo, no sólo las piernas. Me encantaba y se complementaban las actividades porque tiene harto de correr. Aunque tenía que ir a los cerros y era algo desconocido para mí».
Claudia siempre fue en búsqueda (y conquista) de más en el deporte y es que ella «necesitaba algo más para seguir activa. El tener una meta me mantenía motivada». Y así es que empezó a contactarse con gente que iba a la montaña y al conocer el nuevo mundo quedó alucinada y desde allí no se bajó más de los cerros.
«Fue como un amor a primera vista y como mutuo porque el cerro me trató bien también. Sentí que era para mí. Cuesta llegar a la cima pero allí está todo lo bonito, las distintas vistas….», cuenta y asegura: «Dejé de hacer otros deportes para poder ir al cerro; se modificó toda mi estructura y organización hasta mi clóset. Entré a un mundo totalmente distinto y se tornó como mi vida».
En su vida, Claudia logró varias medallas y cumbres pero la más importante es la de ganarle al diagnóstico del cáncer de mama. En plena pandemia del coronavirus, se hizo estudios de rutina y recibió una mala noticia, la cual pudo transformar en constancia y fuerza de voluntad.
«Yo siempre he sido demasiado sana pero algo me llamó a decir ‘tengo que ir ya’; fui pensando en que iba a ser un trámite pero enseguida descubrieron el cáncer y no me dejaron salir de la clínica. En ese momento me hice todas las pruebas que me pidieron, hasta la biopsia», comparte sobre el sorpresivo diagnóstico que la llevó a una cirugía inmediata: mastectomía total.
Faúndez revela que tomó bien la enfermedad porque es fuerte pero que, al saber que se enfrentaba a un cáncer agresivo y que podía habérsele regado por cualquier parte del cuerpo, su mentalidad cambió y debió «rearmarse». Esa mujer fuerte que venía siendo, con energía, tenía que volver para así seguir enfrentando la enfermedad.
«Fíjate que yo creo que gracias al deporte y a las cosas que estaba viviendo en el cerro, mi mentalidad se hizo más luchadora; el ir hacia adelante, a la cima, aunque te pegues y el terreno esté difícil. Es como si hubiese estado la vida preparándome para este diagnóstico y poder afrontar lo de otra manera», reflexiona.
Los doctores le decían que el ejercicio sirve para la recuperación del cáncer, para la reincidencia de uno nuevo y para los efectos secundarios de la quimioterapia. Y Claudia lo comprueba día a día porque continúa con la quimio y sus subidas a los cerros.
«En la primera parte de las quimios, que son las más fuertes, perdí el pelo, un poco la visión, la sensibilidad de los dedos y un poco la memoria pero nunca me detuve de hacer ejercicios. Cada vez que voy a hacerme exámenes se asombran de lo bien que está mi corazón y claramente es por el deporte. Me decían que cuando te hacías la quimio te sentís mal inmediatamente y me di cuenta que a mí no me iba tan mal, y efectivamente era la bici o estar en la montaña».
Y en medio de estas salidas a la naturaleza y del querer ir por más para seguir fuerte, le llegó una invitación para hacer una salida con Mujeres a la Cumbre. La propuesta era lo que Claudia necesitaba y quería en ese momento: lugares y rutas nuevas con personas para conocer, ayudarse y empoderarse.
Aceptó y fue y sobre su experiencia nos cuenta: «Que otras mujeres te aconsejen de una manera muy generosa me llamó la atención, me abrió los ojos de querer seguir descubriendo rutas y aprender que hay que ir seguras con guías preparadas con radio, con una persona abriendo el grupo y otra cerrando. Fue una salida súper positiva y creo que es el inicio de un montón de cosas. Todo esto complementado es una terapia para mí».
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