El domingo 06 de octubre, Mujeres a la Cumbre caminó por el Cajón del Maipo, en Chile, rumbo al Refugio Plantat, el cual se encuentra a 3130 msnm.
El grupo de mujeres se reunió bien temprano en la mañana, en Santiago, y manejaron durante dos horas hasta llegar a El Cabrerío. Allí dejaron los vehículos y comenzaron el trekking por la ruta normal del increíble volcán San José (un 5.800). Tras varias horas de caminata llegaron al refugio antiguo creado por la familia Plantat; el lugar de encuentro para los andinistas que van o que vuelven del volcán.
«Fue una salida lindísima en la que tuvimos que pasar por todo tipo de terreno… empinado, con nieve de subida y bajada… y las chicas lo hicieron muy bien. Algunas no tenían experiencia en trekking y nos asombraron en su capacidad», comenta Patricia «Pato» Breuer Moreno, una de las guías profesionales de montaña de esta actividad junto a Ángela Cárdenas.
«Esta salida me gustó mucho, fue súper sorprendente. Como guía local me siento honrada de poder guiar a mujeres y mostrarles el entorno del Cajón del Maipo y de hablar de las riquezas que tiene el lugar, la historia que tiene…», reflexiona Cárdenas y agrega: «Fue una entrega que me llena y me da motivación para seguir haciéndolo».
Durante la caminata, las mujeres trabajaron la conexión con el aquí y ahora, con la actividad que se estaba haciendo y en los lugares por los que estaban transitando. «Nos conectamos con el entorno, con las compañeras de salida y nos miramos a nosotras mismas. En varias ocasiones frenamos la marcha para observar nuestro alrededor ya que cada paso que dábamos, teníamos un valle diferente para contemplar; montañas con colores, relieves y niveles de nieve distintos», suma Pato.
El grupo mantuvo buen ritmo durante todo el trekking y el clima acompañó; una vez que se llegó al refugio se empezó a sentir el frío pero el rico almuerzo no dejó que se sintiera mucho. Tras el breve descanso, se hizo un reconocimiento de la zona y se emprendió el descenso hacia el Cabrerío nuevamente.
«Las chicas estaban felices y al cierre, cada una, resumió la jornada con una palabra de lo que sentía; fue allí que se escuchó: aprendizaje, gratitud, asombro, satisfacción, superación…», cuenta Patricia.
Pero no todo terminó allí. De paso por Baños Morales, hicieron otro cierre pero esta vez más calentitas, dentro de un café de la zona. Allí compartieron pizzas y bebidas y pudieron reflexionar sobre qué les despierta el hacer una actividad en montaña.
Como conclusión, Ángela comparte: «Como guía y deportista de las montañas, disfruto salir con mujeres ya que me entretengo más, los temas de conversación son más interesantes y también siento que estoy entregando algo que no podría entregar siendo una salida mixta. Al ir todas juntas, nos apoyamos, enseñamos y escuchamos las historias de cada una. Es una entrega de energía y de enseñanza mutua».
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