Rebeca Randis: «La montaña es el contexto ideal para observarnos»

Mujeres a la Cumbre tiene como objetivo llevar a las mujeres a la montaña y romper estructuras… y el resultado es asombroso. Son muchas las hijas, madres, abuelas, hermanas (…) que buscan la conexión con la naturaleza, con otras y consigo mismas.

El caminar todas juntas hacia una cumbre geográfica es algo poderoso y rico; es esa fortaleza grupal la que impulsa a seguir ascendiendo. En ese momento, la propia fuerza y el autoconocimiento son indispensables. Es por ello que en cada expedición y trekking, Mujeres a la Cumbre propone un viaje hacia el «interior» de cada una para así encontrarse y lograr la propia cumbre. Y aquí está la propuesta diferencial de este grupo: una perspectiva integral de la mujer en la montaña.

Las dos expediciones en Bolivia que Mujeres a la Cumbre realizará en julio, junto a Las Cholitas Escaladoras, contará con el acompañamiento de Rebeca Randis, quien facilitará una propuesta específica para promover el «autoconocimiento». Ella es Psicoterapeuta Humanista, montañista aficionada y madre de dos.

«El Humanismo, a diferencia del conductismo o el psicoanálisis, es una corriente que no patologiza a la persona y que se enfoca en desarrollar sus potencialidades y recursos internos para que pueda resolver los problemas a los que se enfrenta. Un terapeuta humanista no diagnostica, no aconseja, no genera dependencia y entabla con quien llega a la consulta una relación de ‘persona a persona’; entiende que es un ser humano en proceso y lo acompaña para que se desarrolle de manera integral, observándolo como una totalidad y siempre en relación con su entorno. Autenticidad, aceptación incondicional, empatía y pleno respeto por la vivencia o experiencia de la persona, son actitudes básicas fundamentales de todo buen terapeuta», cuenta Rebeca.

Desde hace 10 años, Randis se dedica a la consulta particular y al método «Holísticamente Humano», su propio modo de hacer psicoterapia: «El proceso terapéutico parte con un protocolo que consiste en utilizar algunas técnicas psicocorporales de respiración, movimiento, arraigo, terapia de polaridad y visualización -todas combinadas-, con el propósito de recuperar integralmente la salud en un espacio dinámico y seguro para el autoconocimiento y la expansión de la conciencia».

-¿Y cómo será tu propuesta para el enfoque integral que propone Mujeres a la Cumbre?

-Cuando me convocaron para acompañar el trabajo personal de las mujeres me sentí honrada y ¡feliz! Qué mejor regalo para mí que hacer el trabajo que más me gusta en el lugar que más me gusta. Caminar por la montaña enfocadas en lograr una meta, siempre implica mucho movimiento interno y la posibilidad de que salgan a la luz aspectos desconocidos propios. La montaña es el contexto ideal para observarnos, meditar activamente y ampliar nuestra conciencia corporal porque el cuerpo siempre está claramente implicado. He preparado una propuesta específica para promover justo eso: más autoconocimiento ampliando nuestros propios límites internos y desarrollar y/o fortalecer nuestra autoestima.

-¿Qué actividades vas a proponer en Bolivia?

-Todos los días tendremos una actividad específica vivencial y rondas de reflexión. Cada una de las Mujeres a la Cumbre tomarán registro de sus experiencias en una Bitácora Emocional, que he preparado especialmente para esta expedición, con algunas instrucciones específicas.

-Y la montaña…, ¿qué significa para vos?

Mis padres se conocieron en el Club Andinista así es que yo creo que existo por la montaña (risas). Mi papá -primero instructor y luego guía de montaña- solía llevarme a la pre-cordillera desde muy chiquita. Subí mi primer cerro a los 7 años y tuve la posibilidad de ser la pequeña invitada en muchas salidas del Instructorado o de la Escuela de Guías. A los 14, trabajando como encargada de campamento y cocinera en Plaza de Mulas (Aconcagua), tuve la enorme fortuna de conocer a los chicos del Club Andino El Salto y ahí empecé a ir a la montaña por mi cuenta, ya sin papá.

Rebeca viene de familia montañista y llamarse a ella misma así, le da pudor: «Yo soy una simple aficionada. Caminar sola cargando todo lo que necesito para vivir en una mochila, descubrir lugares hermosos a cada paso mientras entreno mi voluntad, escuchar el silencio y sentir la plena conexión conmigo misma, son todas experiencias que me ha regalado la montaña… Hoy en día, después de haber criado dos hijos, la montaña vuelve a ser mi motivación y la fuente de mi alegría y logros personales».

Por Romina Scatolón

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