Mujeres con historia: Wanda Rutkiewicz

Desde Mujeres a la Cumbre queremos hacer visible a distintas «mujeres con historia», pioneras en el montañismo y escalada, que lograron ascensos increíbles y que rompieron con patrones sociales para hacer lo que ellas deseaban, lo que realmente les gustaba y las apasionaba.

Sus historias y acciones nos motivan a conseguir nuestros propios sueños. Hoy presentamos a Wanda Rutkiewicz (1943 – 1992).

Ella fue una deportista polaca considerada la mejor alpinista del siglo XX. Después de la Segunda Guerra Mundial, su familia se trasladó al oeste de Polonia y allí se graduó en la carrera de Ingeniería Eléctrica.

Wanda se convirtió en la tercera mujer (primera europea) en alcanzar la cumbre del Everest el 16 de octubre de 1978.  Luego, en 1985, coronó el Nanga Parbat junto a Krystyna Palmowska y Anna Czerwińska; ellas se convirtieron en el primer equipo femenino en escalar este pico.

Un año después, logró ser la primera en escalar el K2 como parte de una pequeña expedición conducida por Lilliane y Maurice Barrard. Y sus subidas y bajadas en montaña continuaron una tras otra.

El montañismo es mágico, nos genera una adrenalina única y una libertad incomparable con otras situaciones o actividades. Pero el ascenso y descenso de un pico es un desafío, cada paso es un logro. Y muchas veces, el objetivo queda inconcluso porque la naturaleza y la vida así lo quisieron.

Wanda falleció el 12 o 13 de mayo de 1992, en el Kanchenjunga. Ella comenzó la ascensión con el mexicano Carlos Carsolio desde el campo IV (7.950 metros). Tras unas doce horas de escalada con una fuerte nevada, él alcanzó la cima y cuando bajaba se encontró con su compañera alrededor de los 8.200 – 8.300 metros.

Fue la misma montañista quien decidió hacer vivac allí y continuar la ruta de subida al día siguiente. Como no tenía comida ni equipo para el vivac, Carsolio quiso convencerla de descender con él pero no lo logró. Y nunca más se supo de ella.

Rutkiewicz fue una gran alpinista dotada de una fuerte personalidad. Su historia, forma de ser, carisma y determinación dio lugar a muchas situaciones, anécdotas y buen alpinismo femenino. Su sueño fue completar los catorce ochomiles pero desapareció cuando intentaba la cima del noveno.

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